Primera locura ...

Primera Anotación

Eran las siete y treinta, la puerta estaba abierta, claro siempre estaba ella, con rulos, alegre y media dormida, para decirte "bueno días", entre y como siempre pasé la puerta que separa la entrada del patio, es de dos hojas, pero siempre una se encuentra fija, subo por las escaleras, abro la reja y dejo pasar a alguna colega y la vuelvo a cerrar.
En el patio, hay pocos pibes, está todavía oscuro, claro es invierno y el frío en la parte superior del edificio siempre se hace notar más que en otras partes, (será que como es de cemento en su mayoría es muy permeable al calor o el frío. la bandera está todavía en el mástil, me acerco y la bajo con mucha dificultad, (la roldana o todo el sistema es una porquería), luego de depositar los libros de temas de cada salón del primer piso me dirijo al patio con los del segundo piso, estaban todos formados y mirando a la bandera, veo algunos que no prestan atención al rutinario menester matutino, pero sigo la vista a los profesores y me llama la atención Jorge (colorado y medio calvo) estaba en pantuflas y con un gorro de argentina con cuatro puntas , muy serio y como incómodo de mi mirada, mas allá estaba Cecilia, con cara de sueño pero con una frazada, si era una frazada no un poncho, me acerque y me hizo señas como de callarme, no puede ser me digo, dos profesores con cualquier cosa puesto, no era dia de partido de la seleccion no estabamos en las olimpiadas ( todavia no comenzaron) no lo podia creer lo que veía, pero lo que me terminó por descolocar fué ver a Susana, la directora, con su corte "carré" y en la parte de atrás de la formación, tenía puesto una botas tejanas de leopardo, una calsa color rosa "furioso" y encima como no podía ser de otra manera, una tapado de jabalí teñido de verde fosforecente, la miré y no le dije nada mi cara lo decía todo.
Si, los alumnos estaban como si todo este espectáculo era normal y sin novedades, siempre me dije que los alumnos en la primera hora están dormidos y casi desconocidos, pero siempre cuando hay alguna pequeña razón (como lo dificil de izar la bandera en ése mástil) aparecen los odiosos y desubicados aplausos que obviamente tienen sus hijos que nacen y se reproducen a la velocidad de la luz, mejor dicho a la velocidad del sonido. Y sonó, si se sintió como un pitido de locomotora (me olvidaba, el colegio está pegado a la estación de Don Gilberto y la frecuencia de los trenes son las de un suburbano, entre diez o quince minutos por lo tanto siempre se encuentra la ocación de sufrir ese ruido invasor que nunca es oportuno) ese sonido cada vez se hacia mas notable y cuando me dí cuenta que yo tambien estaba desubicado, tenia sabanas y me movia con incomodidad en la cama (será por mi gordura) cuando voy a aprender a no poner el reloj despertador los domingos y en especial los de invierno.

por Mañé.

perdón pero es muy común, es el primero sepan disculpar, solo estaba probando esto ... espero que haya próxima vez.
PD: y de los errores tambien perdón.